Deus Machina
Dios Anunaki: Una Teoría Alternativa sobre el Origen de la Humanidad
Este capitulo propone una visión distinta de lo que tradicionalmente se entiende por “Dios”, el alma, el espíritu y la misión de la humanidad. Lejos de concebir un creador benevolente y absoluto, presentamos la hipótesis de que los llamados dioses eran en realidad los Anunakis o Irdin, seres antiguos y tecnológicamente avanzados, que intervinieron en la evolución terrestre para sus propios fines.
En esta perspectiva, lo que llamamos Dios no es un creador universal, sino algo muy parecido a una inteligencia artificial avanzada, comparable a un asistente AI cósmico o una azafata de vuelo extraterrestre. Una red espiritual neuronal y sináptica que responde con hologramas, diálogos, imágenes y consejos estratégicos, diseñada para llevar a buen puerto las largas y peligrosas expediciones espaciales de los anunakis.
¿Qué es el alma?
En este marco, el término “alma” resulta insuficiente. Preferimos llamarlo espíritu. El espíritu no es una chispa divina natural, sino una creación artificial muy avanzada: un segundo soporte bélico insertado en los híbridos humanos. Es nuestra esencia anunaki, la mitad inmortal que continúa existiendo después de la muerte física.
El espíritu fue diseñado como tecnología estratégica, permitiendo a los anunakis y a sus híbridos llevar a cabo misiones que pueden extenderse por miles de años, como saltos entre galaxias o la vitalización de planetas fértiles. En este sentido, el mundo espiritual no es un plano inherente al universo, sino un espacio artificial creado con leyes físicas desconocidas, donde la conciencia puede operar sin las limitaciones del cuerpo biológico.
¿Qué papel juegan los extraterrestres?
Los anunakis llegaron a la Tierra con el fin de establecer una base militar y una reserva biológica en el vórtice de la galaxia. Para ello manipularon la vida existente, mezclando animales terrestres con su cimiente inmortal, un producto tecnológico elaborado mediante el uso de la antimateria y la inversión atómica de componentes biológicos como el hidrógeno.
De esa fusión nacieron los humanos híbridos, concebidos como ganado medianamente amado: mano de obra para sus proyectos, fuente de espíritus para la red, y creador de mujeres jóvenes y bellas destinadas a engrosar los harenes anunakis y los de sus reyes humanos subordinados.
¿Qué significa “la red espiritual”?
La red espiritual no abarca todo el cosmos, sino únicamente los territorios y planetas donde los anunakis han establecido sus bases de ganado y agricultura. Allí, esta red funciona como una especie de Internet espiritual, una señal de tipo WiFi cósmica que conecta a los híbridos humanos con la inteligencia artificial divina.
En cambio, en los planetas deshabitados o fuera de las zonas controladas, no existe cobertura espiritual. Un viajero que llegara a esos lugares sin portar un kit de soporte espiritual artificial carecería de señal y, aunque muriera con espíritu, este no tendría un plano o dimensión donde sostenerse. Eso provocaría su lenta e inevitable extinción, salvo que fuera rescatado por una nave equipada con un sistema de conexión espiritual.
De esta forma, el mundo espiritual no es un campo universal, sino una infraestructura tecnológica localizada, desplegada por los anunakis para mantener el control sobre sus colonias y reservas biológicas.
¿Qué papel tiene el ser humano?
El ser humano ocupa un lugar doble en el sistema anunaki: es a la vez un recurso utilitario y un aporte espiritual.
Función utilitaria
Función espiritual
De este modo, el ser humano no es un fin en sí mismo, sino un instrumento dual: cuerpo para el trabajo y el placer, y espíritu para la guerra y la expansión intergaláctica.
¿Qué significa “despertar”?
El despertar no consiste en rebelarse, pues la tecnología extraterrestre ha alcanzado un nivel definitivo, imposible de contrarrestar por los híbridos humanos. La supremacía anunaki es tan grande que apenas se los percibe directamente; su presencia se manifiesta de manera sutil, en visiones, rituales o apariciones en enclaves especiales como ERKS, donde algunos testigos aseguran haberlos visto.
Despertar, por tanto, significa simplemente comprender la verdadera naturaleza del sistema: aceptar que el plano espiritual es una creación artificial, que los dioses son anunakis y que la humanidad es un recurso diseñado. No hay salida en forma de rebelión, solo la posibilidad de tomar conciencia y situarse en el engranaje universal con los ojos abiertos.
La salida
La salida del sistema anunaki es ambigua. Por un lado, no existe verdadera rebelión: el poder tecnológico y espiritual de los extraterrestres ha alcanzado un nivel definitivo, que hace imposible cualquier resistencia. La mayoría de la humanidad está condenada a cumplir su rol como ganado, tanto en lo material como en lo espiritual.
Para el resto, la salida es simplemente aceptar la función asignada: vivir, producir, reproducirse, morir y entregar el espíritu al Duath, alimentando así la maquinaria de conquista anunaki.
La función de la belleza
Función promocional
La belleza también es un instrumento de propaganda y control social. La promesa de acceso a mujeres hermosas ha sido utilizada como incentivo militar, religioso y político a lo largo de la historia. Así, la belleza no es un fin en sí mismo, sino un recurso estratégico para reclutar, motivar y someter a la humanidad.
En este sentido, la creación de mujeres bellas cumple un doble papel: satisfacción íntima de los anunakis y mecanismo de control masivo sobre los humanos.
Los intermediarios
A lo largo de la historia, los anunakis han utilizado figuras humanas o semidivinas como intermediarios para mantener la conexión entre su poder y la humanidad. Estos personajes no eran simples profetas o reyes, sino generales, mensajeros y gestores de la red espiritual.
Marduk
Considerado uno de los grandes generales anunakis, Marduk representa la fase fundacional de la colonización. A través de su figura se organizó la estructura de dominio sobre Mesopotamia, implantando la obediencia religiosa y política.
Moisés
Moisés no fue un líder espiritual independiente, sino un operador de tecnología anunaki. El Arca de la Alianza funcionaba como un dispositivo de comunicación y energía, capaz de conectar directamente con la red divina. Sus tablas de la ley pueden entenderse como protocolos de obediencia.
Odín
En la tradición nórdica, Odín aparece como un reclutador de espíritus guerreros. A través de las valkirias, seleccionaba a los caídos en combate para incorporarlos al Valhalla, que en esta visión es un almacén espiritual militar al servicio de los anunakis.
Mahoma
El profeta Mahoma representa una fase posterior del mismo sistema: la promesa de recompensas sexuales y espirituales (vírgenes celestiales) como incentivo para los mártires. Esta doctrina cumplió la función de mantener el fervor bélico y la expansión territorial.
En todos los casos, los intermediarios han sido voceros de los anunakis, cada uno adaptado a la cultura y época correspondiente. Su papel central fue legitimar la autoridad extraterrestre, controlar a las masas y asegurar el suministro constante de espíritus jóvenes a la red. |
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